domingo, 15 de junio de 2014

LA VEJEZ


Isaias 46:4 Hasta vuestra vejez Yo seré el mismo, Y hasta la ancianidad cargaré con vosotros. Yo lo he hecho, y os seguiré llevando; Yo cargaré con vosotros y os salvaré.

Leviticos 19:32 En presencia de las canas te pondrás en pie, honrarás la presencia de un anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo, YHVH.

Proverbios 16:31 Corona de honra es la cabeza cana, Cuando está en el camino de justicia.

Proverbios 20:29 La gloria de los jóvenes es su fortaleza, Y el esplendor de los ancianos, la cabeza cana.

Salmos 92:14  Aun en la vejez darán fruto, Estarán llenos de savia y verdor






Para muchas personas la vejez es un proceso continuo de crecimiento intelectual, emocional y psicológico. Momento en el cual se hace un resumen de lo que se ha vivido hasta el momento.
Es un periodo en el que se debería gozar de los logros personales y contemplarse los frutos del trabajo personal, útiles para las generaciones venideras.
El envejecimiento es un proceso que comienza pronto en la persona. En general esta realidad no se tiene en cuenta. Afecta a todos y requiere una preparación, como la requieren todas las etapas de la vida.
La vejez constituye la aceptación del ciclo vital, único y exclusivo de uno mismo y de todas aquellas personas que han llegado a este proceso.





La verdad de las técnicas modernas para darle una nueva apariencia a cada rostro, es que inconscientemente no queremos llegar a la  edad cuando la piel comience a mostrar sus líneas de expresión; término conocido en el argot popular como arrugas. De modo, pues, que la gente trata de revertir el proceso  de envejecimiento.

Así, los que van descubriendo flacidez en su piel comienzan a hacerse cirugías plásticas faciales, mientras que otros optan por el método de ponerse inyecciones con el fin de mantener la frescura de la juventud. Pero la verdad no puede ser tapada. La batalla por conservar nuestra apariencia juvenil está perdida. El proceso de desgaste de nuestro cuerpo nos  revela que hay tres etapas para cada vida: la niñez, la juventud y la vejez. De manera que en lugar de perder el tiempo y el dinero en lo inevitable, deberíamos dedicarnos a cultivar aquellas cualidades internas que son las que si permanecen y las que mejor hablan de nuestro rostro interno. Esto lo escribimos para reflexionar sobre lo que escribió Myron Taylor, cuando dijo: "El tiempo puede arrugar la piel, pero la preocupación, el odio y la pérdida de ideales arrugan el alma".










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