Hoy levanto mis manos a ti Señor, para pedirte que me des paz. Paz para poder sobrellevar las responsabilidades que has depositado en mis manos y para afrontar todos los obstáculos que tengo por delante. Dame paz para esperar en ti, y confiar que tienes control de mi vida y de las vidas de las personas que amo. “La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4:7.
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