"NO ME DESECHES EN EL TIEMPO DE LA VEJEZ." (Salmo 71:9)
Muchas veces hacemos chistes respecto a hacerse mayores, y decimos cosas como: 'Tengo treinta y nueve años y aquí me planto', indicando que no queremos llegar a los cuarenta y ser considerados como "viejos". Mientras albergues un sueño en tu corazón, nunca serás viejo. Dijo el salmista: "Joven fui y he envejecido, y no he visto justo desamparado ni a su descendencia que mendigue pan" (Salmo 37:25). Lo que más nos asusta de envejecer es acabar solos, necesitados o ser un estorbo para otros. Al encarecerse la vida y reducirse las pensiones, es maravilloso poder decir: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que [me] falta." (Filipenses 4:19). Tus años dorados pueden ser los mejores porque podrás hacer todas esas cosas que siempre quisiste pero para las que no tuviste tiempo.
'Quisiera tener más tiempo para la leer.' Pues ahora puedes. 'Quisiera pasar más tiempo en oración.' Ahora es el momento. Y otras muchas cosas de las que podrás disfrutar ahora: viajar, ministrar en la obra de Dios, pasar tiempo con los nietos, dedicarte a tus aficiones, visitar a los amigos.
Job 5:26 habla de llegar "con vigor a la sepultura". Jueces 8:32 habla de la "buena vejez". Génesis 25 menciona a hombres y mujeres "llenos de años". Puedes morir así: ¡lleno de años! La palabra "lleno" significa repleto hasta rebosar. ¿No es fantástico? Si eres una persona mayor, Dios tiene una palabra para ti hoy: "Hasta vuestra vejez. y hasta vuestras canas os sostendré." (Isaías 46:4). Había un anuncio publicitario de una marca de café que decía: "Bueno hasta la última gota." ¡Que sea ése el lema de tu vida!
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